Un hombre que desea profesar como fraile Cartujo, se presenta al Abad del Monasterio, que le dice:
- La regla principal aquí es el silencio, de forma que solo cada diez años se te permitirán decir dos palabras.
El hombre acepta e ingresa como fraile.
Pasan diez años, y le dice el Abad :Tienes derecho a decir tus dos palabras. El hombre dice :
- Poca Comida.
Así pasan otros diez años, y al cumplirse los veinte años de ingresar, le dice el Abad: Hoy se cumplen tus veinte años de fraile, así que tienes derecho a decir tus dos palabras. El hombre dice :
- Cama Dura.
Transcurridos otros diez años, y cuando el Abad, le dice que podía decir sus dos palabras de la década, el hombre dice :
- ¡ Me voy ¡
A lo que responde el Abad:
Ah! Cabrón, esto ya lo veía yo venir, ¡¡ desde que llegaste, no hashecho más que protestar!!
La madre superiora irlandesa de 98 años, estaba en su lecho de muerte.
Las monjitas la rodeaban, intentando hacer cómodo su último viaje.
Trataron de darle leche calentita, pero no la quiso.
Una monjita se llevó a la cocina el vaso de leche, recordó una botella de wisky irlandés que les habían regalado por Navidad y le puso un buén tanganazo a la leche.
Volvió al lecho de la superiora y le acercó el vaso a la boca.
La superiora bebió un sorbito, luego otro y antes de que se dieran cuenta, se lo había acabado hasta la última gota. Las monjitas le dijeron:
- "Madre, denos una última palabra de sabiduría antes de morir".
Sin apenas fuerzas, se incorporó un poco y les dijo:
- "No vendáis esa vaca"
La monja en el sanitario
Una monja, en necesidad de usar un sanitario, entra en un pub.
El local es bullicioso, con música alta y conversaciones de los parroquianos.
Sin embargo cuando los clientes vieron a la monja, el salón quedó en un silencio congelante.
La monja se dirige al cantinero y pregunta:
"Podría utilizar su servicio higiénico?"
El cantinero le responde:
"O.K. Pero deseo advertirle que allí hay una estatua de un hombre desnudo, cubierto solo con una hoja de parra, cuyo miembro viril parece muy real..."
"Bueno, en ese caso miraré para otro lado", dice la monja.
Dicho eso, el cantinero le indica donde se encuentra el baño
Después de algunos minutos, regresa la monja y recibe un muy caluroso aplauso.
Ella dirigiéndose al cantinero le dice:
- No entiendo, ¿por qué me aplauden si solo fuí al baño?
- Bueno, bueno... Ellos saben que ahora usted es una de los nuestros !... ¿Le ofrezco un trago?
- No, Gracias !... pero aun no logro comprender... -dice LA MONJA perpleja.
Riéndose el cantinero responde:
- Hermana, cada vez que alguien levanta la hoja de parra, se apagan todas las luces...
- vamos, tómese el trago.