En el parque de María Luisa había dos estatuas de un hombre y una mujer y llevaban muchos años una en frente de la otra. Una mañana se les aparece un ángel y les dice:
- Como habéis sido unas estatuas ejemplares y habéis deleitado a mucha gente, voy a concederos lo que más ansiáis: La vida.
Tenéis treinta minutos para hacer todo lo que queráis..
Y al mover el ángel una mano, las dos estatuas cobran vida. Las dos se miran, sonríen y corren detrás de unos arbustos. A los quince minutos, las dos estatuas salen de los arbustos con las caras llenas de satisfacción.
-Todavía os quedan quince minutos. ¿Queréis continuar?
La estatua hombre mira a la estatua mujer y le dice: - ¿Quieres volver a hacerlo?
- ¡Claro que sí! -dice la estatua mujer sonriendo
- pero esta vez tú agarras a la paloma y yo me meo encima de ella.
- Como habéis sido unas estatuas ejemplares y habéis deleitado a mucha gente, voy a concederos lo que más ansiáis: La vida.
Tenéis treinta minutos para hacer todo lo que queráis..
Y al mover el ángel una mano, las dos estatuas cobran vida. Las dos se miran, sonríen y corren detrás de unos arbustos. A los quince minutos, las dos estatuas salen de los arbustos con las caras llenas de satisfacción.
-Todavía os quedan quince minutos. ¿Queréis continuar?
La estatua hombre mira a la estatua mujer y le dice: - ¿Quieres volver a hacerlo?
- ¡Claro que sí! -dice la estatua mujer sonriendo
- pero esta vez tú agarras a la paloma y yo me meo encima de ella.