Un hombre estaba sentado tranquilo, viendo la tele, cuando su mujer, furiosa, llega de la cocina y le salpica una sonora bofetada con una sartén que casi le revienta la cabeza.
- ¡Por Dios! ¿Pero, qué coño te pasa?
- ¡¡¡ Es por el papelito que encontré en el bolsillo de tu pantalón, cabrón, con el nombre de "Marylou" y un número!!!
- Joder, cariño... ¿te acuerdas del día que fui a los caballos? Pues Marylou era el caballo al que aposté, y el número es cuánto estaban pagando por la apuesta.
Satisfecha, la mujer se retiró pidiéndole disculpas.
Días después, estaba él nuevamente sentado tranquilo en su sillón preferido, cuando recibe otra soberana bofetada, pero esta vez con la olla a presión.
Aturdido y cabreado le dice:
-¡¡¡¡¡¡COJONES, pero se puede saber qué coño te pasa¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Nada, cariño. Tu caballo al teléfono.
- ¡Por Dios! ¿Pero, qué coño te pasa?
- ¡¡¡ Es por el papelito que encontré en el bolsillo de tu pantalón, cabrón, con el nombre de "Marylou" y un número!!!
- Joder, cariño... ¿te acuerdas del día que fui a los caballos? Pues Marylou era el caballo al que aposté, y el número es cuánto estaban pagando por la apuesta.
Satisfecha, la mujer se retiró pidiéndole disculpas.
Días después, estaba él nuevamente sentado tranquilo en su sillón preferido, cuando recibe otra soberana bofetada, pero esta vez con la olla a presión.
Aturdido y cabreado le dice:
-¡¡¡¡¡¡COJONES, pero se puede saber qué coño te pasa¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Nada, cariño. Tu caballo al teléfono.
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