viernes, 17 de enero de 2014
Se necesitan domadores
El propietario de un circo coloca un anuncio solicitando un domador de leones. Se presentan dos personas: un hombre de buena apariencia, jubilado, y una espectacular morenaza de 25 años.
El dueño del circo dice:
- Voy al grano. El león es muy fiero y ya ha matado a dos domadores. Aquí tienen el banco, el látigo y la pistola. ¿Quién entra primero?
- Yo. dice la Morenaza.
Se mete en la jaula a pelo, sin nada. El león ruge y va hacia ella. A un metro, la morenaza se abre el vestido y se queda completamente desnuda, mostrando todo. El león se detiene de inmediato. Se acuesta y empieza a lamer los pies, luego va subiendo poco a poco y lame todo el cuerpo de la morena.
El dueño del circo se queda boquiabierto:
- ¡Coño! Nunca he visto nada parecido. Mira al jubilado y dice:
- ¿Usted puede hacer lo mismo ???
El jubilado:
- Por supuesto. Pero saque al león.
lunes, 13 de enero de 2014
Productividad celestial
Dios mío…...hasta en el cielo piden objetivos, a donde vamos a llegar….
Había una vez, en un pueblo, dos hombres que se llamaban Joaquín González. Uno era sacerdote y el otro era taxista. Quiere el destino que los dos mueran el mismo día. Llegan al cielo, donde les espera Dios:
-¿Tu nombre? – le pregunta al primero.
- Joaquín González.
- ¿El sacerdote?.
No, no, el taxista.
Dios consulta su planilla y dice:
-Bueno, te has ganado el Paraíso. Te corresponden esta túnica con hilos de oro y esta vara de platino con incrustaciones de rubíes. Puedes pasar...
- Gracias, gracias ... dice el taxista.
Pasan dos o tres personas más, hasta que le toca el turno al otro Joaquín González.
- ¿Tu nombre?
- Joaquín González.
- ¿El sacerdote?.
-Si
- Muy bien, hijo mío. Te has ganado el Paraíso. Te corresponden esta bata de lino y esta vara de roble con incrustaciones de granito.
El sacerdote dice:
- Perdón. No es por desmerecer, pero... debe haber un error. ¡Yo soy Joaquín González, el sacerdote!.
- Sí, hijo mío, te has ganado el Paraíso. Te corresponden la bata de lino...
-¡No, no puede ser!. Yo conozco al otro Joaquín González, era un taxista, vivía en mi pueblo, ¡era un desastre como taxista!. Se subía a las aceras, chocaba todos los días, una vez se estrelló contra una casa. Conducía muy mal, tiraba las farolas, se lo llevaba todo por delante...
-Y yo me pasé setenta y cinco años de mi vida predicando todos los domingos en la parroquia. ¿Cómo puede ser que a él le den la túnica con hilos de oro y la vara de platino y a mi esto?. ¡Debe haber un error!.
-No, hijo mío, no hay ningún error -dice Dios-. Lo que ocurre es que aquí, en el cielo, nos hemos acostumbrado a hacer evaluaciones como las que hacéis vosotros en la vida terrenal.
-¿Cómo?... No entiendo.
-Sí... ahora trabajamos por objetivos y resultados... Mira, te voy a explicar tu caso y lo entenderás enseguida:
-Durante los últimos 25 años, cada vez que tú predicabas, la gente se dormía;
Pero cada vez que el conducía, la gente rezaba. Y...
¡LOS OBJETIVOS SON LOS OBJETIVOS!
FELIZ Y PRODUCTIVA SEMANA
© JMascaró 2007
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