miércoles, 6 de mayo de 2009
Tres venganzas femeninas
Venganza Femenina 1
Un divorciado: Hoy mi hija cumple 21 años y estoy muy contento porque es el último pago de pensión alimenticia que le doy. Así que llamé a mi hijita para que viniera a mi casa y cuando llegó le dije:
Un divorciado: Hoy mi hija cumple 21 años y estoy muy contento porque es el último pago de pensión alimenticia que le doy. Así que llamé a mi hijita para que viniera a mi casa y cuando llegó le dije:
- Hija, quiero que lleves este cheque a casa de tu mamá y que le digas que...: !!! Este es el último maldito cheque que va a recibir de mí en todo lo que le queda de su puta vida!!! y quiero que me digas la expresión que pone en su rostro. Así que mi hija fue a entregar el cheque; yo estaba ansioso por saber lo que la bruja tenía que decir y qué cara pondría. Cuando mi hijita entró le pregunté inmediatamente: ¿Qué fue lo que te dijo tu madre?
-Me dijo muy contenta que estaba esperando este día para decirte que no eres mi padre!!!
Venganza Femenina 2
Un hombre que siempre molestaba a su mujer, pasó un día por la casa de unos amigos para que lo acompañasen al aeropuerto a dejar a su esposa que viajaba a París. A la salida de inmigración, frente a todo el mundo, él le desea buen viaje y le grita:
-¡Amor, no te olvides de traerme una hermosa francesita! Ella bajó la cabeza y se embarcó muy molesta. La mujer pasó quince días en Francia. El marido otra vez pidió a sus amigos que lo acompañasen al aeropuerto a recibirla.
Al verla llegar, lo primero que hace es gritarle a toda voz:......Y amor,...... ¿¡¿¡¿me trajiste mi francesita???...
- Hice todo lo posible, .......ahora sólo tenemos que rezar para que nazca niña.
Venganza Femenina 3
El marido, en su lecho de muerte, llama a su mujer. Con voz ronca y ya débil, le dice: Muy bien, llegó mi hora, pero antes quiero hacerte una confesión.
-No, tranquilo, tú no debes hacer ningún esfuerzo.
-le dice ella.
-Pero, mujer, es preciso insiste el marido. Es preciso morir en paz. Te quiero confesar algo.-
Está bien, está bien. ¡Habla!
He tenido relaciones con tu hermana, tu madre y tu mejor amiga.
-Lo sé, lo sé... ¡¡¡Por eso te envenené, hijo de puta !!!
Venganza Femenina 2
Un hombre que siempre molestaba a su mujer, pasó un día por la casa de unos amigos para que lo acompañasen al aeropuerto a dejar a su esposa que viajaba a París. A la salida de inmigración, frente a todo el mundo, él le desea buen viaje y le grita:
-¡Amor, no te olvides de traerme una hermosa francesita! Ella bajó la cabeza y se embarcó muy molesta. La mujer pasó quince días en Francia. El marido otra vez pidió a sus amigos que lo acompañasen al aeropuerto a recibirla.
Al verla llegar, lo primero que hace es gritarle a toda voz:......Y amor,...... ¿¡¿¡¿me trajiste mi francesita???...
- Hice todo lo posible, .......ahora sólo tenemos que rezar para que nazca niña.
Venganza Femenina 3
El marido, en su lecho de muerte, llama a su mujer. Con voz ronca y ya débil, le dice: Muy bien, llegó mi hora, pero antes quiero hacerte una confesión.
-No, tranquilo, tú no debes hacer ningún esfuerzo.
-le dice ella.
-Pero, mujer, es preciso insiste el marido. Es preciso morir en paz. Te quiero confesar algo.-
Está bien, está bien. ¡Habla!
He tenido relaciones con tu hermana, tu madre y tu mejor amiga.
-Lo sé, lo sé... ¡¡¡Por eso te envenené, hijo de puta !!!
La bragueta
Un hombre ya maduro contrató una secretaria. Era una mujer joven, ingeniosa, gentil y, sobre todo, muy hermosa. Un día, mientras tomaba dictado, notó que su jefe tenía la bragueta abierta.
Terminó el dictado y se dispuso a salir de la oficina cuando, antes de cerrar la puerta, dijo:
-Por cierto, señor, la puerta de su cuartel está abierta.
El hombre no entendió el comentario; no obstante, al poco rato se dio cuenta de que el cierre de sus pantalones estaba abajo. Al hombre le hizo gracia la manera en la que su secretaria se había referido al pequeño incidente y decidió aprovechar la oportunidad para coquetear un poco, por lo que la llamó a su oficina:
-Dígame, señorita, cuando vio que la puerta de mi cuartel estaba abierta, por casualidad no vio también a un soldado en posición de firme?
Oh, no, señor! Lo único que vi fue un veterano de guerra sin fuerzas echado entre dos viejas mochilas de campaña.
Terminó el dictado y se dispuso a salir de la oficina cuando, antes de cerrar la puerta, dijo:
-Por cierto, señor, la puerta de su cuartel está abierta.
El hombre no entendió el comentario; no obstante, al poco rato se dio cuenta de que el cierre de sus pantalones estaba abajo. Al hombre le hizo gracia la manera en la que su secretaria se había referido al pequeño incidente y decidió aprovechar la oportunidad para coquetear un poco, por lo que la llamó a su oficina:
-Dígame, señorita, cuando vio que la puerta de mi cuartel estaba abierta, por casualidad no vio también a un soldado en posición de firme?
Oh, no, señor! Lo único que vi fue un veterano de guerra sin fuerzas echado entre dos viejas mochilas de campaña.
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