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Iba un viejito por el bosque cuando escuchó a sus pies una débil voz. Se agachó y descubrió que quien le hablaba era una ranita:
- 'Soy una princesa hermosa, erótica y sensual, diestra en todos los placeres de la carne y el amor. La reina mala, envidiosa de mis encantos, me convirtió en rana, pero si me das un beso, volveré a ser quien era y te daré todos los goces y deleites que mi voluptuoso temperamento y mi ardiente concupiscencia pueden producir'.
El viejito levanta la rana y se la echa en el bolsillo.
Asoma la cabeza la ranita y le pregunta muy desconcertada:
-¿Qué? ¿No me vas a besar?
- ¡No! respondió el viejecito, a mi edad es más divertido tener una rana que habla, que una maniática sexual
¡No me queda otra que dejarte comentario!!, seguro que ya te resultaré pesada, pero es que al final del dia es un gustazo pasar por tu blog, mi marido y yo nos reimos un montón, y chico eso es de agradecer, que tal como están los tiempos es una terapia.
ResponderEliminarUn beso amigo y gracias por alegrarnos el final del dia.
Fabia.
hola a.l
ResponderEliminarrealmente excelente, cuando llegue a la edad del viejecito ya se que contestar si me encuentro a un sapo.
saludos
Gracias Alma y Gracias Fabia. Me alegro que os gusten las gracietas. Y a ti Alma cuidado con los sapos igual son hadas!!!
ResponderEliminarUn abrazo fraterno